Las cosas exactas coinciden al milímetro… plásticos que se
producen con una exactitud que se revisa
sin cesar. La equivocación de una
centésima retrasa el trabajo de semanas, meses. Por inyección y por expulsión-
o al fin por cierre- la máquina, da
forma a los moldes que están estudiados en su justa tridimensión . Demasiado material o justo lo contrario-alguna
cavidad o hueco, que no se deja rellenar, eso ocurre también en la vida-
que ralentiza todo el proceso de trabajo
que en una empresa y puede retrasar meses y meses la
producción de esa pieza. Una parte con
la otra, chocan precipitadamente, en un alborotado segundo, colisionan en un sutil sonido que sorprendente, la unión temible y hermosa, choca, la pureza de la exactitud que impacta, toca, clava, como el beso
universal- como el de Gustav Klimt, con
sus dorados luminosos que encierran el silencio de toda una civilización que
ama. Se unen las partes de acero y las
formas del plástico aun caliente, quedan
escondidas, los moldes atrapados, y una y otra vez, que se escupen, arrojan, se
lanzan elegantemente y se multiplican,
iguales, exactos, fieles a una velocidad inimaginable. Ignoramos lo que hace
que mueva el mundo… a nuestro alrededor, esos ínfimos fragmentos,
mínimas pinceladas, desconocemos esos detalles de menor importancia que hacen
que todo funcione. Estamos llenos, de esas piezas, las utilizamos a diario, y
ignoramos donde están. Sabemos porque las falanges de nuestros dedos funcionan,
pero no escuchamos el ruido de nuestro corazón corazón…Somos un sinfín de fragmentos,
y tenemos limitación para observar el todo. Al fin , somos solo humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario